Por fin he terminado de ver Final Resolution, el último PPV de TNA del año, y me ha parecido un evento bastante normalito. Sin cosas demasiado malas pero que tampoco destacará por encima de otros shows de pago. De hecho, y como escribo en el título, gran parte del mérito se lo llevó Christopher Daniels en su combate contra AJ Styles. Se anunciaba como el último enfrentamiento entre estos dos después de las grandes batallas que nos han ofrecido a lo largo de los años, por lo que las expectativas estaban muy altas.
No obstante, las superaron con creces. Sin duda dieron el mejor combate de la noche para mí, por encima del Jeff Hardy vs Bobby Roode que no estuvo tampoco nada mal. Daniels se encuentra últimamente en un estado de forma espectacular y su simple aparición es puro espectáculo. No hay que restar importancia a AJ Styles, quien rara vez decepciona, pero es que el Fallen Angel brilló con luz propia. Grandes movimientos y una genial conexión con el público. Vamos, todo lo que se puede pedir de un luchador.
En cuanto a la derrota de Styles, era bastante predecible para dar un giro a su personaje hacia algo más oscuro. Pienso que no le viene nada mal un lavado de cara para volver a ser alguien a tener muy en cuenta en los shows.
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